Los orígenes de esta zona se remontan al Neolítico, según demuestran algunos vestigios encontrados en los alrededores. La fundación del pueblo, sin embargo, se debe a los árabes.
Por su privilegiada posición geográfica ha sido el paso de diferentes culturas, de las que en la actualidad se pueden encontrar vestigios en los distintos yacimientos arqueológicos existentes.
Albox, como ya hemos dicho debe su fundación y poblamiento a los árabes (su nombre significa «el bosque» en árabe) con una historia ampliamente ligada al esplendor medieval del Reino de Granada desde el siglo XIII.. En los estertores de la Reconquista cristiana, en el siglo XV, Albox fue arrebatada a los árabes por las tropas del Adelantado Mayor de la Corona de Castilla, Alonso Yáñez Fajardo,e incorporada posteriormente a su Marquesado de los Vélez. Las fortalezas de Albox junto con Oria, Cantoria, Purchena y Serón formaban una segunda línea fronteriza entre los reinos de Granada y Murcia. A partir del siglo XII perteneció al reino de Granada. En el año 1330 su castillo fue arrasado por las tropas castellanas y aragonesas que conjuntamente se dedicaron al pillaje y la destrucción por toda la comarca. En 1439 la población se incorpora al adelantamiento murciano junto con Cantoria, Zurgena y Albanchez, hasta el año 1445 en que volvió al dominio de Muhammad X. En 1488 se entregó a los Reyes Católicos en Vera.
En el siglo XIV era el castillo situado en el Cerro Castillo el que dominaba y controlaba todo el territorio. Siendo el punto estratégico donde los moriscos vigilaban cualquier movimiento por esta zona. Quedando este siglo marcado por las continuas guerras entre los cristianos y moriscos, concretamente en el año 1330, las tropas castellanas y aragonesas, que se habían unido en la lucha contra los moros, formando un ejército de 2.700 hombres arrasaron con todo lo que encontraron a su paso, en pleno proceso de Reconquista, aunque no se hicieron con el Reino de Granada.
Tras el terremoto de 1518 ( asoló Albox destruyendo en gran parte el pueblo, por lo que fue necesario demoler el vetusto castillo y con sus piedras se reconstruyó las viviendas dañadas) , se produjo el levantamiento de los moriscos, las casas de los cristianos que no abandonaron la villa, fueron arrasadas por el fuego.
En el siglo XV siguen destacando las continuas guerrar por dominar estas tierras ya inmersas en plena reconquista por los Reyes Católicos. Durante este siglo, concretamente el día 17 de agosto de 1436, el castillo ya no presentó tal defensa, Albox fue arrebatada a los árabes por las tropas de Adelantado Mayor de la Corona de Castilla, Alonso Yáñez Fajardo. En 1439 la población se incorpora al adelantamiento murciano junto con Cantoria, Zurgena y Albanchez, que no fue recuperado por los musulmanes haste el año 1445 en que volvió al dominio de Muhammad X.
Siendo a finales de siglo, concretamente en el año 1488 cuando se entregó definitivamente a los Reyes Católicos en Vera. El 20 de junio de 1492 esta villa, junto con Arboleas, Benitagla y Albanchez fueron entregadas al Duque de Nájera que posteriormente en abril de 1499 las vendería a Don Juan Chacón quedando integrada en el marquesado de los Vélez.
En el siglo XV siguen destacando las continuas guerrar por dominar estas tierras ya inmersas en plena reconquista por los Reyes Católicos. Durante este siglo, concretamente el día 17 de agosto de 1436, el castillo ya no presentó tal defensa, Albox fue arrebatada a los árabes por las tropas de Adelantado Mayor de la Corona de Castilla, Alonso Yáñez Fajardo. En 1439 la población se incorpora al adelantamiento murciano junto con Cantoria, Zurgena y Albanchez, que no fue recuperado por los musulmanes haste el año 1445 en que volvió al dominio de Muhammad X.
Siendo a finales de siglo, concretamente en el año 1488 cuando se entregó definitivamente a los Reyes Católicos en Vera. El 20 de junio de 1492 esta villa, junto con Arboleas, Benitagla y Albanchez fueron entregadas al Duque de Nájera que posteriormente en abril de 1499 las vendería a Don Juan Chacón quedando integrada en el marquesado de los Vélez.
La villa albojense tomó parte activa en las continuas y pertinaces sublevaciones moriscas, acaecidas en el siglo XV a lo largo y ancho de la Andalucia Oriental ; sería Su Majestad el Rey Felipe II el que, tras derrotar a los moriscos, decretaría su expulsión de la comarca y la repoblación de la villa con cristianos traídos de Valencia y La Mancha , constituyéndose Albox entonces en concejo municipal o ayuntamiento en el año 1563, bajo el mando del que fuera su primer alcalde, Don Antón de Andrano.
Aunque el Barrio Alto de San Antonio —con un trazado irregular de calles empinadas convergentes todas ellas en una pequeña plaza central— fue el núcleo originario de la villa de Albox, es sin embargo el barrio de la Loma de San Francisco —denominado así por el antiguo establecimiento de la Orden Terciaria Franciscana— el que más desarrollo y expansión alcanza en los siglos XVII y XVIII. Ello se debe a la vinculación de Albox con trágicas riadas, inundaciones y terremotos que han azotado esta tierra periódicamente.
En el siglo XVI siguen destacando los pillajes, saqueos, bandidos, etc. Donde convivieron cristianos viejos y nuevos mudéjares, hasta producirse la expulsión definitiva de los moriscos, siendo repoblada con gentes cristianas traídas de la Castilla Manchega y del Levante Valenciano, situando a Albox con alrededor de 100 habitantes en esa época.
Este siglo queda señalado por uno de los desastres naturales que han marcado esta zona, un devastador terremoto, aproximadamente en el año 1518, sin duda el más terrible del municipio, que acabo destruyendo gran parte de la ciudad así como la fortaleza situada en el Cerro Castillo, por escritos se puede conocer el pánico de un pueblo que abandona sus casas semiderruidas por el terremoto para dormir a cielo raso en las orillas de la rambla.
En el siglo XVI siguen destacando los pillajes, saqueos, bandidos, etc. Donde convivieron cristianos viejos y nuevos mudéjares, hasta producirse la expulsión definitiva de los moriscos, siendo repoblada con gentes cristianas traídas de la Castilla Manchega y del Levante Valenciano, situando a Albox con alrededor de 100 habitantes en esa época.
Este siglo queda señalado por uno de los desastres naturales que han marcado esta zona, un devastador terremoto, aproximadamente en el año 1518, sin duda el más terrible del municipio, que acabo destruyendo gran parte de la ciudad así como la fortaleza situada en el Cerro Castillo, por escritos se puede conocer el pánico de un pueblo que abandona sus casas semiderruidas por el terremoto para dormir a cielo raso en las orillas de la rambla.
Detalle del interior del aljibe arabe del Cerro Castillo |
Base de las viviendas que se encontraban en el interior del Cerro Castillo |
Fue necesariodemoler lo que quedo en pie de la fortaleza y con sus piedras reconstruir las viviendas dañadas, dando lugar a casi la desaparición de la fortaleza, perdiéndose uno de los monumentos históricos del territorio Español, donde hoy se conservan algunos vestigios de lo que fue como aljibes árabes, muros de piedra, una de las torres de la muralla, partes de estructura de viviendas, etc.
Tras la repoblación del municipio en este siglo, Albox se constituye en Concejo Municipal o Ayuntamiento en el año 1563, bajo el mando del que fuera su primer Alcalde, el licenciado Antón de Andrano.
El siglo XVII los cristianos toman posesión definitiva de esta zona quedando marcado por el cambio cultural, consolidando sus posesiones, adaptando las infraestructuras dejadas por los árabes, dando comienzo a un importante crecimiento en esta zona quedando perfectamente consolidada bajo el mandato del Marquesado de los Vélez.
A finales de siglo aparece una de las enfermedades que más daño hizo a los albojenses que es la epidemia de fiebre amarilla, cuyo foco inicial brota en Cartagena y se propaga, implacable, segando vidas, a través de todos los pueblos del Levante español dejando a su alrededor víctimas sin parar.
El sigloXVIII dio comienzo al crecimiento económico del municipio, donde pasa de ser un núcleo de escasa entidad a una de las poblaciones más dinámicas y activas del Valle del Almanzora y del Marquesado de los Vélez. Esta época de esplendor y crecimiento viene generada por el contro de los acuíferos en forma de fuentes naturales de agua, desembocando en una agricultura muy importante que pasa de ser de consumo propio a nacel el carácter comercial de los albojenses. Nace la pequeña burguesía rural conllevando una mejora económica en varias familias (destacando la familia Pio).
Tras la repoblación del municipio en este siglo, Albox se constituye en Concejo Municipal o Ayuntamiento en el año 1563, bajo el mando del que fuera su primer Alcalde, el licenciado Antón de Andrano.
El siglo XVII los cristianos toman posesión definitiva de esta zona quedando marcado por el cambio cultural, consolidando sus posesiones, adaptando las infraestructuras dejadas por los árabes, dando comienzo a un importante crecimiento en esta zona quedando perfectamente consolidada bajo el mandato del Marquesado de los Vélez.
A finales de siglo aparece una de las enfermedades que más daño hizo a los albojenses que es la epidemia de fiebre amarilla, cuyo foco inicial brota en Cartagena y se propaga, implacable, segando vidas, a través de todos los pueblos del Levante español dejando a su alrededor víctimas sin parar.
El sigloXVIII dio comienzo al crecimiento económico del municipio, donde pasa de ser un núcleo de escasa entidad a una de las poblaciones más dinámicas y activas del Valle del Almanzora y del Marquesado de los Vélez. Esta época de esplendor y crecimiento viene generada por el contro de los acuíferos en forma de fuentes naturales de agua, desembocando en una agricultura muy importante que pasa de ser de consumo propio a nacel el carácter comercial de los albojenses. Nace la pequeña burguesía rural conllevando una mejora económica en varias familias (destacando la familia Pio).
Durante el siglo XIX el pueblo desempeñó un gran papel en la lucha contra los invasores franceses, de la que se conservan noticias de dos cruentas escaramuzas en los años 1810 y 1811. Fue esa la época de mayor bonanza económica en Albox, gracias a sus telares y la industria alfarera de carácter artesanal. Su tradición comercial ha convertido a la población actualmente en un centro económico entre Baza y Lorca.
Los fenicios fueron los primeros en comerciar la plata de España a gran escala. No puede descartarse la posibilidad de una segunda vía de penetración siguiendo el valle del Almanzora hasta la confluencia de la Rambla de Albox para seguir el lecho de este afluente, atravesar la sierra por las Bocas de Oria y llegar al valle del Guadalquivir en la aldea de Vertientes.
En apoyo de nuestra hipótesis, digamos que, hasta el pasado siglo, se utilizó esta ruta, como lo demuestra el legajo documentado en el archivo municipal relativo a una reyerta habida con arrieros de Cuevas de Almanzora que llevaban sus bestias cargadas con barrilla para venderla en Andalucía como detergente y hacían su viaje a lo largo de la rambla de Oria. Esta pudo ser muy bien la ruta que buscaba Siret y en ella podemos encontrar varias fortificaciones neolíticas que él no localizó porque acaso no exploró la rambla de Oria, ya que, de haberlo hecho, habría encontrado en una zona muy reducida nada menos que cuatro de ellas que aseguraban el control de este paso hacia Andalucía. Son las siguientes: El Picacho, torre natural defendida por una muralla de piedra seca al N-0 e inaccesible por el Oeste, para caer a pico sobre la rambla en el resto del recinto.
Próxima a la anterior está la aldea del Villar, y en ella aparecen las ruinas de dos fortificaciones llamadas el Castellón y el Castillo de la Balsa Vieja. El primero es un poblado neolítico con agua abundante, ciudadela, alcazaba y necrópolis y defendido por una muralla de más de 500 metros . El Castillo de la Balsa Vieja , peor conservado, está cerca del anterior en una montaña de difícil acceso, pero la más importante es sin duda el Castellón de Olías, cercano a los anteriores, bastante bien conservado y casi inexpugnable.
Todas estas fortificaciones, tan cercanas unas a otras, debieron de estar relacionadas con la ruta que comunicaba las costas mediterráneas con el valle del Guadalquivir. Hace miles de años que el hombre empezó a luchar por la vida en esta tierra. Son tan abundantes los testimonios que nos ha dejado de su paso sobre ella, que todo el valle del Almanzora podría ser considerado como un inmenso museo a cielo abierto.
Esta abundancia de materiales aflora muchas veces a la superficie. En la gruta del Saliente y en el Cerro de las Copas se han encontrado varias hachas de piedra, microlitos de las gredas de Partaloa, restos de cerámica neolítica, ibérica, fenicia, griega, romana y árabe, hallados en el Cerro del Castillo. Había también un vaso argárico del mismo origen, un hacha de bronce, monedas de cobre ibéricas, romanas y árabes, y una hermosa moneda de oro que mostraba en su anverso la estrella de David.
Si consultamos en los escritos y legajos de los archivos locales y en el de la Real Chancillería de Granada, se puede conocer el pánico de un pueblo que abandona sus casas semiderruidas por el terremoto para dormir a cielo raso en las orillas de la rambla, el entusiasmo patriótico de un pueblo que aclama a Fernando VII y se apresta a luchar contra el invasor francés, que nombra su «Junta de Defensa y Fortificaciones» y se prepara para la lucha que se aproxima, que crea dos compañías de «milicia honrada» y que nos presenta figuras como la de Juan del Pino y Riquelme, capitán de la segunda compañía, que luchará a su mando contra las tropas imperiales en todo el valle de Almanzora y en la Sierra de Filabres.
Allí encontramos pruebas de resistencia pasiva como el de Felipa Castillo, , «de estado honesto», Esteban Navarro Granero, Sebastián Alfonso Olier, Domingo López García, Benito Galera Cerrillos, María García García, Andrés Pérez García, Juan Porcel García, Francisco González (soldado) y dos hombres más sin Identificar que murieron a manos de las tropas francesas, por lo que no recibieron sacramentos ni hicieron testamento, según consta en el Libro IX de enterramientos de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario de Albox, a partir del folio 278. Episodios de una historia intensa en este pueblo.
En apoyo de nuestra hipótesis, digamos que, hasta el pasado siglo, se utilizó esta ruta, como lo demuestra el legajo documentado en el archivo municipal relativo a una reyerta habida con arrieros de Cuevas de Almanzora que llevaban sus bestias cargadas con barrilla para venderla en Andalucía como detergente y hacían su viaje a lo largo de la rambla de Oria. Esta pudo ser muy bien la ruta que buscaba Siret y en ella podemos encontrar varias fortificaciones neolíticas que él no localizó porque acaso no exploró la rambla de Oria, ya que, de haberlo hecho, habría encontrado en una zona muy reducida nada menos que cuatro de ellas que aseguraban el control de este paso hacia Andalucía. Son las siguientes: El Picacho, torre natural defendida por una muralla de piedra seca al N-0 e inaccesible por el Oeste, para caer a pico sobre la rambla en el resto del recinto.
Próxima a la anterior está la aldea del Villar, y en ella aparecen las ruinas de dos fortificaciones llamadas el Castellón y el Castillo de la Balsa Vieja. El primero es un poblado neolítico con agua abundante, ciudadela, alcazaba y necrópolis y defendido por una muralla de más de 500 metros . El Castillo de la Balsa Vieja , peor conservado, está cerca del anterior en una montaña de difícil acceso, pero la más importante es sin duda el Castellón de Olías, cercano a los anteriores, bastante bien conservado y casi inexpugnable.
Todas estas fortificaciones, tan cercanas unas a otras, debieron de estar relacionadas con la ruta que comunicaba las costas mediterráneas con el valle del Guadalquivir. Hace miles de años que el hombre empezó a luchar por la vida en esta tierra. Son tan abundantes los testimonios que nos ha dejado de su paso sobre ella, que todo el valle del Almanzora podría ser considerado como un inmenso museo a cielo abierto.
Esta abundancia de materiales aflora muchas veces a la superficie. En la gruta del Saliente y en el Cerro de las Copas se han encontrado varias hachas de piedra, microlitos de las gredas de Partaloa, restos de cerámica neolítica, ibérica, fenicia, griega, romana y árabe, hallados en el Cerro del Castillo. Había también un vaso argárico del mismo origen, un hacha de bronce, monedas de cobre ibéricas, romanas y árabes, y una hermosa moneda de oro que mostraba en su anverso la estrella de David.
Si consultamos en los escritos y legajos de los archivos locales y en el de la Real Chancillería de Granada, se puede conocer el pánico de un pueblo que abandona sus casas semiderruidas por el terremoto para dormir a cielo raso en las orillas de la rambla, el entusiasmo patriótico de un pueblo que aclama a Fernando VII y se apresta a luchar contra el invasor francés, que nombra su «Junta de Defensa y Fortificaciones» y se prepara para la lucha que se aproxima, que crea dos compañías de «milicia honrada» y que nos presenta figuras como la de Juan del Pino y Riquelme, capitán de la segunda compañía, que luchará a su mando contra las tropas imperiales en todo el valle de Almanzora y en la Sierra de Filabres.
Allí encontramos pruebas de resistencia pasiva como el de Felipa Castillo, , «de estado honesto», Esteban Navarro Granero, Sebastián Alfonso Olier, Domingo López García, Benito Galera Cerrillos, María García García, Andrés Pérez García, Juan Porcel García, Francisco González (soldado) y dos hombres más sin Identificar que murieron a manos de las tropas francesas, por lo que no recibieron sacramentos ni hicieron testamento, según consta en el Libro IX de enterramientos de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario de Albox, a partir del folio 278. Episodios de una historia intensa en este pueblo.
Episodios históricos
Por escritos y legajos de los archivos locales y el de la Real Chancillería de Granada, se puede conocer el pánico del pueblo cuando tuvo que abandonar sus casas semiderruidas por un terremoto para dormir a cielo raso en las orillas de la rambla..
Otro episodio histórico fue la epidemia de fiebre amarilla, cuyo foco inicial brotó en Cartagena y se propagó implacable, segando vidas, a través de todos los pueblos del Levante español . Hay allí escenas dantescas y situaciones tan tristes como las de esos padres que no pueden recibir en su casa al hijo que regresa malherido de la guerra porque tiene que guardar cuarentena en la rambla, o el del médico de Albox, que, una vez convencido de que ya presenta los síntomas de la enfermedad, pide permiso a la junta de Sanidad para retirarse al lazareto de Cerro Fabián, donde se encontraban su esposa e hijos, ya afectados anteriormente.
Pero el municipio de Albox además de las guerras sufridas y las diferentes catástrofes naturales como las del terremoto de 1518, también sufrió otras ya en el siglo XIX, como la riada del "11 de septiembre de 1891" siendo una de las más devastadoras del municipio y por las que el Conde de Albox, Manuel de Eguilior y Llaguno, destinó esfuerzo y dinero para poder prevenir a la localidad de futuras riadas.
Tras estas llegaron las del viernes "19 de octubre de 1973" y gracias a estos muros realizados con las piedras rescatadas del antiguo castillo, no arraso el municipio por completo, puesto que el agua llegó a saltar por encima del más antiguo y el único puente que sobrevivió a este temporal. A pesar de haber aguantado subrió deterioros debido a las olas producidas de aproximadamente 20 metros de altura
Este hecho dejó a su paso un paisaje extraordinario por la magnitud de la riada, llegando a ser declarada como zona catastrófica por el Estado Español y también a suscitar el interés y visita de los Reyes de España para comprobar de primera mano la dimensión del acontecimiento.
Pero el municipio de Albox además de las guerras sufridas y las diferentes catástrofes naturales como las del terremoto de 1518, también sufrió otras ya en el siglo XIX, como la riada del "11 de septiembre de 1891" siendo una de las más devastadoras del municipio y por las que el Conde de Albox, Manuel de Eguilior y Llaguno, destinó esfuerzo y dinero para poder prevenir a la localidad de futuras riadas.
Tras estas llegaron las del viernes "19 de octubre de 1973" y gracias a estos muros realizados con las piedras rescatadas del antiguo castillo, no arraso el municipio por completo, puesto que el agua llegó a saltar por encima del más antiguo y el único puente que sobrevivió a este temporal. A pesar de haber aguantado subrió deterioros debido a las olas producidas de aproximadamente 20 metros de altura
Este hecho dejó a su paso un paisaje extraordinario por la magnitud de la riada, llegando a ser declarada como zona catastrófica por el Estado Español y también a suscitar el interés y visita de los Reyes de España para comprobar de primera mano la dimensión del acontecimiento.
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